
Son de los pescados azules más consumidos en España y un imprescindible en cualquier despensa. Pero lo que quizás desconocías son sus muchos beneficios. ¡Te contamos todas las propiedades de las sardinas!
Una lata de este pescado supone uno de esos grandes placeres para cualquier amante de las conservas. Un manjar único que, en ocasiones, confundimos con uno de esos caprichos “prohibidos” debido a su contenido en grasas. Sin embargo, te sorprenderá saber que las sardinas contienen numerosos nutrientes y beneficios, gracias a su condición de pescado azul.
No lo decimos solo nosotros, sino también la Fundación Española de Nutrición, organismo que asegura que las sardinas “contienen un aporte de ácidos grasos poliinsaturados omega 3, por una ración, que casi cubre el 100% de los objetivos nutricionales recomendados para la ingesta diaria de la población”. Esta es, sin duda, la prueba definitiva de que este pescado supone un alimento más que recomendable a la hora de seguir una dieta equilibrada sin renunciar al mejor sabor.
Pero, ¿por qué son buenas las sardinas en lata? Descubre a continuación todos sus valores nutricionales.
- Vitaminas B12, B6, A, D y E.
- Calcio.
- Omega 3.
- Magnesio, fósforo, calcio, hierro y yodo.
- Proteínas.
Las sardinas en lata son ricas en vitaminas, calcio, hierro y yodo, entre otros muchos nutrientes.
Beneficios de las sardinas en lata
- Las proteínas de las sardinas en conserva son buenas para el desarrollo muscular. Por ello, son muy recomendables para los niños, embarazadas y deportistas.
- La vitamina B3 ayuda a reducir el colesterol y combatir enfermedades como la diabetes y la artritis.
- La vitamina B12, conocida como cobalamina, aporta numerosos nutrientes a mujeres embarazadas y juega un papel importante en la producción de sustancias químicas del cerebro, que pueden ayudar a reducir el riesgo de depresión.
- La vitamina D fortalece el sistema inmune y puede ayudar a prevenir algunos tipos de cáncer.
- Su alto contenido de calcio ayuda a mejorar la calidad de los huesos.
- El yodo ayuda a regular el nivel de energía y el correcto funcionamiento de las células. Además, fortalece el cabello, la piel y hasta las uñas.
- Su alto contenido en fósforo favorece el estado de los huesos y los dientes, mantiene el pH de la piel y mejora funciones biológicas del cerebro.
- Por último, su componentes grasos omega 3, presentes en todos los pescados azules, son saludables para el corazón, gracias a sus efectos antiinflamatorios y anticoagulantes, además de ayudar a reducir el colesterol y los triglicéridos.
La sardina es uno de los pescados azules por antonomasia y está repleta de propiedades saludables para nuestro organismo, especialmente para el corazón. Sardina pilchardus en su nombre científico, este pez clupeiforme de la familia de las Clupeidade es pariente cercano de boquerones y arenques y forma parte de la privilegiada lista de los superalimentos. Vive a poca profundidad y es abundante en nuestras costas, por eso forma parte de nuestra dieta desde tiempo inmemorial.
Un plato con un par de sardinas.
NUTRICIÓN
Sardina: beneficios y propiedades del pescado que más cuida del corazón
La sardina mantiene a raya el colesterol, protege los huesos y está cargada de vitaminas y antioxidantes que la convierten en uno de los alimentos más completos.
Las guías nutricionales son muy claras a la hora de marcarnos el consumo de unas 4 raciones de pescado a la semana y que, al menos, una de ellas sea de pescado azul. Lo cierto es que la sardina, aunque ahora sus múltiples beneficios están claros, no ha sido bien vista en el pasado por la demonización de las grasas que se difundió en los 70. Actualmente sabemos que el principal valor nutritivo del pescado azul reside precisamente en su grasa insaturada, rica en ácidos grados omega 3 que el cuerpo no puede fabricar y cuya labor fundamental tiene que ver con la salud cardiovascular: disminuir el nivel de triglicéridos en sangre y reducir el colesterol. Antioxidante y antiinflamatoria, también mejora la función endotelial y disminuye el riesgo de trombosis.
La Fundación Española de Nutrición (FEN) destaca también que la sardina «casi cubre el 100% de los objetivos nutricionales recomendados para la ingesta diaria de la población» y es una fuente de vitaminas D, A, B1, B12 y B6, que favorecen la absorción de calcio y su fijación en el hueso además de cumplir una función clave en el sistema nervioso, muscular e inmunitario.
El tratamiento térmico que reciben las que se destinan a conserva hace que sus espinas sean comestibles y las convierte, a su vez, en una inmejorable fuente de calcio.
Asimismo, contienen gran cantidad de fósforo. Se trata del segundo mineral más abundante de nuestro organismo y contribuye a formar huesos y dientes, al correcto funcionamiento de riñones, y a cuidar la musculatura y el sistema cardiovascular.
¿Son sanas las sardinas en lata?
Si ya de por sí la sardina es una bomba nutricional, las que vienen en conserva tienen todavía unn nivel de calcio superior al resto por el tratamiento térmico que hace comestibles sus espinas, cargadas con este mineral.
Enlatadas contienen aceites vegetales u otros conservantes y, precisamente, esto es lo que las diferencia y hace que unas sean más sanas que otras.
La mejor que puedes comprar en el supermercado es aquella que se venda con aceite de oliva virgen extra.
El nivel superior de fenoles que contiene el AOVE proporcionan un extra de antioxidantes y un mayor beneficio para la salud cardiovascular.
El de oliva normal y el de girasol son refinados y durante el tratamiento pierden compuestos beneficiosos.
Conviene fijarse también en que las conserva tengan el menor porcentaje de sal posible. Además, entre las de pescado que se comercializan con tomate, escabeche o picante son menos saludables.
Conclusión: si se escogen bien, las sardinas en lata son igual de saludables, muy baratas y fáciles de consumir.